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viernes, 17 de febrero de 2017

El Misterio Estelar : Capitulo 2


SEGUNDO CONTACTO.


Alejandro por su parte, pensaba prácticamente lo mismo, y aunque en su sueño, el no veía a nadie más, era como que conociera a Claudia de toda la vida.
Los dos pidieron algo de beber, y se sentaron en una mesa del local. Allí estuvieron mucho tiempo, contándose cosas de sus vidas. Ambos se sentían muy cómodos, y no paraban de hablar y hablar.
Habrían pasado ya unos 50 minutos, cuando de repente, Claudia observo que Alejandro llevaba un collar, el cual apenas podía distinguir.
Le pregunto si lo podía ver, a lo que Alejandro asintió sin ningún problema.
Fue entonces, y justo cuando ella toco el collar, que un fogonazo salto en su mente, y como si se tratara de su sueño, vio que la forma del collar era idéntica a uno de los símbolos tallados en el sarcófago.
Alejandro enseguida se dio cuenta de que algo pasaba, ya que vio como Claudia después de quedarse totalmente pálida, soltó el collar con miedo.
Alejandro, asustado, pregunto rápido si todo iba bien, a lo que Claudia, tartamudeando le conto lo que pasaba.
Ahora el que se había quedado pálido era Alejandro, ya que empezaba a entender menos aún, de ese misterio que minuto a minuto se estaba haciendo más grande entre ellos.
Una vez repuestos de esta nueva situación, los dos decidieron marcharse del local.
Alejandro se ofreció a llevar a Claudia a su casa, a lo que esta acepto gustosamente.
Era una noche con mucha niebla, por lo que Alejandro no fue muy deprisa, ya que no quería correr riesgos innecesarios.
Una vez en el punto de destino, los dos se despidieron con semblante serio.
Claudia esa noche, apenas pudo pegar ojo, mientras por su parte, Alejandro, se pasó varias horas delante del ordenador, buscando cualquier pista o referencia, que intentara explicar el significado de dicho collar.
Entro en muchas webs, foros, páginas especializadas, pero nada. Ni una sola referencia, ni nada parecido a la extraña forma de su collar.
Aunque lo cierto es que algo extraño ocurrió con dos enlaces, que mostraban lo más parecido al collar, y al pinchar para abrirlos, estos mostraban error, no dejando acceder a Alejandro a su contenido.
 Eran ya las 5 de la madrugada, cuando Alejandro, sin poder mantener ya los ojos abiertos, decidió apagar el pc y marcharse a dormir.
El teléfono comenzaba a sonar, y Alejandro sobresaltado lo cogió.
Se trataba de Claudia, que atropelladamente le intentaba contar lo que había descubierto.
A todo esto, ya eran las 11 de la mañana, aunque al chico le pareciera que se acababa de meter a la cama.
Quedaron una hora más tarde en el portal de Claudia.
Alejandro se apresuro a darse una ducha rápida y tomar un poco de café con un pequeño bollo.
A las 12 en punto, Alejandro llegaba a casa de Claudia, donde ella ya estaba esperando.
Se subió al coche, y después de dar los buenos días a Alejandro, le indico que podrían ir a un bar a tomar algo y así poder hablar tranquilos.
Una vez puestos en marcha, ambos empezaron a hablar de diversos temas distintos a las nuevas pistas que habían encontrado la noche anterior. Era como si quisieran tener ese tema prohibido.
Llegaron a una cafetería donde Alejandro solía ir mucho, y después de saludar a los camareros, pidieron un café y una infusión de té.
Mientras tomaban sus consumiciones, Claudia saco de su bolso una pequeña carpeta llena de papeles, con toda clase de información sobre el antiguo Egipto, y algunas sobre interpretación de los sueños.
Pero la que más le llamo la atención a Alejandro, fue una fotocopia con un nombre subrayado en verde fosforito.
Se trataba de la información sobre una charla que se iba a producir en breves días en Madrid, a cargo de un profesor universitario de Nueva York llamado “Daniel Mullray” la cual iba a tratar del antiguo Egipto, y de las variadas creencias de cómo se construyeron las Pirámides.
También se hablaría del día a día de los antiguos faraones, así como su vida y la de sus gobernantes, incluyendo los secretos que muchos de ellos guardaban.
Después Claudia le enseño otras fotocopias, con la bibliografía de Daniel, en la que se leía que aparte de Egipto, era una persona muy interesada en la interpretación de los sueños, asi como simbología de todos los lugares del planeta.
Alejandro se quedó un poco fuera de lugar, ya que no entendía por que podría ser importante ese profesor respecto a las dudas de ambos, sobre el sueño que les tenía en vilo y no dudo en comentárselo a la chica.
Ella tras mirarlo y sonreír, saco otra fotocopia más con la portada de uno de sus libros.
Un libro escrito en 2001 y de nombre “El secreto de Amón Ra”. Un libro que trata de explicar lo que hay de cierto y no en una antigua leyenda, la cual colocaría en un valle de Egipto una entrada hacia un mundo paralelo.
Alejandro seguía con cara de no entender nada, hasta que Claudia saco un último papel. Un papel con la portada de este libro.
Ante sus ojos se presentaba una portada con un extraño sarcófago, con un símbolo en el centro, idéntico al collar que el llevaba.
Ambos coincidieron en lo mismo, tenían que conseguir hablar con el profesor, ya que quizás él podría darles alguna mínima explicación acerca de las preguntas que les rondaban tras sus increíbles sueños, por lo tanto, debían de ir a esa charla sí o sí.
Lo primero que tenían que hacer era conseguir un par de entradas para el evento, y una vez echo, buscar dos asientos en algún autocar que salga ese día en dirección a Madrid.
Pasaron 15 días, y los dos chicos, aparte de seguir buscando a diario información acerca del tema, habían conseguido dos entradas para la charla, y tenían ya dos billetes de autocar que los llevaría a Madrid. Los dos estaban convencidos de que  cada vez, estaban más cerca de poder descubrir algo nuevo o bien de sus sueños, o bien de su extraño collar.
Los dos jóvenes, cada vez estaban más compenetrados, y su amistad crecía día a día tan fuerte, como las ganas de descubrir más.
La noche anterior a su viaje, ambos apenas pudieron pegar ojo, pero no por sus sueños, ni los comederos de cabeza que se traían, sino porque los nervios se habían apoderado de ellos. Y es que la idea de no encontrar respuestas, les aterraba, aunque también les tenía un poco atemorizados el encontrarlas.
Por una parte deseaban saber más acerca de sus sueños, e intentar encontrar una mínima explicación, pero por otra parte el temor a que este tema les pudiera conducir a algún mal presagio, era algo que les asustaba mucho.
Lo cierto era que sinceramente, no tenían nada que perder, tan solo los billetes de autocar, y las entradas de la conferencia, por ir a intentar buscar respuestas. Incluso sabían perfectamente, que el profesor quizás no pudiera darles ninguna respuesta.
Por fin sonaba el despertador, y tras una noche prácticamente de insomnio, Alejandro salía de su casa en busca de su compañera Claudia. Una vez llegado al portal de la chica, que tardo unos minutos en bajar, Claudia apareció con una amplia sonrisa, y tras dar un beso en la mejilla de Alejandro, le dijo sonriendo que no la mirara mal, ya que era una costumbre que el chico siempre debía esperar a la chica. Ambos comenzaron a reír y Claudia lo agarró del brazo y los dos comenzaron a andar en dirección a la estación de autobuses.
Diez minutos después de haber llegado a la estación, montaban en el autocar que les llevaría a Madrid. En poco más de tres horas estarían allí, y con suerte, empezaría un nuevo viaje, pero esta vez hacia lo desconocido y lo misterioso.

MADRID (España):
Daniel, se encontraba ya, en el lugar donde iba a dar la conferencia, revisando todo lo que en sus papeles amontonados, tenía escrito. Era la primera vez que daba una conferencia, fuera de su país de origen, y era un nuevo reto para él, presentar sus trabajos y suposiciones a un público distinto al que estaba acostumbrado.
Había sido invitado, por la fundación de un conocido Banco español, que estaba ofreciendo unas jornadas de charlas, debates y conferencias, dedicadas al Antiguo Egipto.
Daniel se planteaba, el exponer todas sus opiniones y creencias, ya que en su país, nunca solían terminar bien, y muchas veces se había quedado solo, al abandonar todos los asistentes la charla.
Lo cierto era que el director de la fundación, le había comentado, acerca del tema de la charla, que lo expusiese a su manera, y que fuera el mismo, sin dejarse influenciar por nada ni por nadie.
Una vez colocados todos sus papeles, por orden de numeración, Daniel se dirigió hacia una máquina de café, que había en la entrada del salón, y saco un café solo largo de agua. En la sala estaba ya todo preparado, ordenador encendido, pantalla de proyección encendida, micrófono funcionando y su atril en medio del escenario. Solo faltaba ya, que el público asistente comenzara a entrar, y se fueran acomodando para que el profesor pudiera exponer su trabajo.
Mientras tanto, en la calle, una cola considerable, se empezaba a ver a los ojos de la gente que iba paseando por la calle. Para ser una conferencia de un desconocido, lo cierto era que se habían vendido muchas entradas.
En esa cola, impacientes y para no variar  muy nerviosos, se encontraban Claudia y Alejandro, los cuales, llevaban más de una hora allí de espera. Una vez que habían llegado a Madrid, habían decidido, para no tener ningún problema, coger un taxi que les llevara al mismo lugar de la conferencia. Allí, mientras esperaban para entrar, los dos comentaban cosillas sobre la gente que esperaba, y sobre lo arreglados que iban algunos de los asistentes.
En ningún momento hablaron de lo que pasaría en la charla, y si podrían tener algunas palabras con el profesor, ya que en ningún momento se habían puesto en contacto con nadie que les pudiera proporcionar unos minutos con el profesor. Al menos esperaban que no fuera uno de esos que se les sube la fama a la cabeza, y que no son capaces de dirigirte la palabra, y que incluso les tienes que rogar para que te firmen un autógrafo.
La cola empezaba a moverse, ya que por fin las puertas se habían abierto, y todo el público comenzaba a entrar al salón.
Una vez dentro del salón de conferencias, se apresuraron en intentar colocarse lo más cerca del escenario, para poder prestar la mayor atención posible a lo que Daniel iba a exponer. Pudieron colocarse en la tercera fila, por lo que seguro que la atención a la charla estaba garantizada.
De pronto un señor apareció en el escenario, indicando a todos los asistentes, el motivo de la conferencia, y tras una breve presentación, dio paso al profesor universitario de historia antigua, por la universidad de Nueva York, Daniel Mullray.
Una música, anunciaba la salida de Daniel al escenario. Música enigmática y muy relajante.
Un hombre, de apariencia joven, con gafas, buena presencia y pelo corto, se acercaba al atril, y con un español perfecto, daba la bienvenida a todos los asistentes.
La charla comenzaba con el día a día de las primeras dinastías faraónicas, así como la biografía de alguno de sus más conocidos gobernantes.
Llevaba más de una hora de conferencia, y todo estaba saliendo a pedir de boca, ya que la gente estaba muy animada con todo lo que el profesor estaba exponiendo. Una vez terminada su locución de las Dinastías y sus gobernantes, llegaba el momento de exponer su teoría acerca de las construcciones de las Pirámides y sus creadores.
En cuanto empezó a narrar su tesis, las caras de la gente comenzaron a cambiar, unas a sorpresa y otras a enfado. Daba a entender que las pirámides, fueron construidas hace más de 6000 años, y no por extraterrestres ni nada de eso, sino por una civilización muy inteligente que disponía de muchas cosas que en nuestros días aun no teníamos. Una civilización que tras un gran cataclismo fue exterminada de la tierra empezando de nuevo la vida desde cero. Pero esa era solo una de las teorías, ya que también pensaba que dicha civilización en vez de ser aniquilada pudo haber cruzado hacia una realidad alternativa, viviendo ahora mismo en el mismo planeta pero de otra dimensión.
Alejandro y Claudia, veían con gran sorpresa, como la gente comenzaba a levantarse de sus asientos, tomando a Daniel por un loco, un pobre profesor chiflado que había visto mucha ciencia ficción en internet.
En cuestión de minutos, tan solo quedaron seis personas en el salón, aunque con cautela, cuatro de ellas comenzaron a salir de allí con semblante triste apiadándose del pobre profesor. Daniel comenzó a recoger sus hojas, apagar el micro, desenchufar el proyector, y al echar un ojo a la sala, se sorprendió porque aún quedaban dos personas.
El amablemente les pidió disculpas y les comento que la charla había terminado. Pero no les importaba que hubiera terminado la charla, es más había sido una excelente casualidad el hecho de poder estar a solas con él. Daniel en un principio quedo un poco sorprendido, aunque rápido les dijo que si querían saber algo.
Los chicos, comenzaron a contar a Daniel sus miedos, sueños y temores, a lo que el profesor atendía con mucho interés. Todo era muy extraño, parecía sacado de una película de ciencia ficción, cosa que a Daniel le encantaba porque eran suposiciones locas igual que las de él.
Aunque Daniel dudaba mucho de que pudiera ser de ayuda a los dos jóvenes debido a que no entendía que tenía que ver el en semejante sueño. Lo más que podía era asesorarles y darles su opinión.
Claudia entonces le dijo que había algo más, y pidió a Alejandro que le enseñara el collar. Daniel quedo paralizado al ver el collar. No podía dar crédito a lo que estos jóvenes desconocidos le estaban enseñando. Ante sus ojos tenía el objeto que había hipotecado muchos años de su vida. El profesor lo cogió en sus manos, y sus ojos parecían salirse de las orbitas.
Ahora sí que Claudia y Alejandro estaban más que sorprendidos. Parecía como que el profesor hubiese visto un tesoro. Lo movía una y otra vez, girándolo, cambiándolo de dirección. Un niño pequeño con un juguete nuevo no podría disfrutar más de lo que estaba haciendo el profesor con el collar.
Tras unos minutos de examinar  el collar, de pronto la cara del profesor cambio por completo, cosa que no pasó desapercibida por Alejandro y Claudia.
Mullrray les dijo que su cambio de cara se debía a que, si en vedad era lo que él pensaba, ese collar era muy importante, y muy codiciado, ya que de ser el original, habría mucha gente dispuesta a todo con tal de hacerse con él. Una pieza que tras su inocente apariencia de collar, podría ser la llave a un mundo distinto al que conocemos.
El profesor, les empezó a contar una leyenda que hablaba sobre las 5 llaves de Amón Ra, de las cuales solo una había quedado intacta, ya que las otras 4 fueron destruidas, por una especie de secta, encargada de guardar un gran secreto, denominada “La Hermandad de Amón Ra”. Se cuenta que esta secta, o hermandad es milenaria, y que tras destruir las 4 llaves, uno de los altos cargos, quiso quedarse con una, por su ambición, y tras años de persecución, finalmente fue capturado, torturado, y finalmente asesinado. Pero nunca se supo del paradero de esta última llave, por lo que la hermandad, lleva siglos buscándola.
Por eso, de ser cierto este supuesto hallazgo, podían estar en serio peligro. Había que actuar con mucha discreción, e intentar que no se supiera nada.
Daniel, quedo unos minutos reflexionando, caminando de un sitio a otro sin articular palabra y con el semblante serio, de pronto miro a los chicos y les dijo.
“Debo salir cuanto antes a mi País, para preparar algo de ropa, recoger ciertas cosas que nos pueden hacer falta, y en cuanto pueda volver aquí, porque si estáis dispuestos a encontrar respuestas, yo me subo a esta aventura, y podéis contar conmigo para todo. Es más me acabáis de hacer el mejor regalo posible”.
Claudia y Alejandro sonrieron felices, habían conseguido más de lo que esperaban. Claudia se apresuró a llamar a una amiga suya, llamada Carmen para que viniera a buscarles, y tras acceder esta chica, llamo a su madre para decirla que estaba en Madrid y que si podía hospedar unos días a dos amigos suyos en la casa. La madre también acepto de gran gusto, ya que conocía perfectamente a su hija, y sabía que algún motivo grande tendría para ello.
La amiga de Claudia, no tardó mucho en llegar a recogerlos, y tras las presentaciones, todos se montaron en el coche de Carmen, con dirección a casa de la madre de Claudia. Una vez allí, la madre de Claudia, se mostró muy familiar, con los dos desconocidos que acompañaban a su hija, y les hospedo de manera muy grata.
Por la noche y después de cenar, siguieron buscando información, aparte de intentar conseguir un vuelo a Nueva York lo antes posible. Daniel acompañado de Alejandro, aprovecho para bajar hasta una cabina cercana al domicilio donde estaban hospedados, con la intención de llamar a su compañero de piso, Jack para contarle sus novedades, y su fugaz regreso a su país.
Mientras, Claudia, encontraba una nueva pista. Un grabado en una pared de unas excavaciones en Abydos, a cargo de un famoso y adinerado Egiptólogo. La foto, que se encontraba en internet, no era muy clara, pero ella juraría que distinguía 5 símbolos iguales al collar de Alejandro.
Al poco tiempo regresaron Daniel y Alejandro, y nada más llegar, Claudia les conto las novedades. Daniel y Alejandro también examinaron la foto, y llegaron a la misma conclusión. Eran los mismos símbolos que el collar.
La cosa no podía ir mejor, ya que aparte de las novedades, Alejandro encontraba una plaza libre para un vuelo a Nueva York al día siguiente. Ahora el siguiente paso era buscar a ese Egiptólogo, contarle por encima todo y a ser posible convencerle al menos, para poderse entrevistar con él. El día había sido largo, pero el siguiente no sería para menos, así que todos decidieron irse a descansar, con la intención de al menos poder dormir algo más que los últimos días.

NUEVA YORK:
Habían pasado varias horas, desde la llamada inesperada de Daniel, y Jack cada minuto que pasaba se encontraba más nervioso. Las palabras de Daniel desde España, era lo último que este hubiera querido escuchar. Caminaba por la casa, de un lado a otro con semblante serio. Por fin, y tras varias horas de pensarlo, entro en su habitación, y saco una pequeña caja de un cajón de su mesilla. Allí un papel arrugado con un número, que Jack nunca pensó en tenerlo que utilizar.
Tras marcar el número, y después de varios tonos, una voz grave contestaba desde el otro lado. Jack tembloroso, trago saliva y le dijo a su interlocutor.
“Maestre, el medallón sagrado perdido, ha sido encontrado”