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jueves, 6 de febrero de 2014

Películas de terror malditas que metieron miedo en serio

Películas de terror malditas que metieron miedo en serio


Aunque resulte increíble, la historia cinematográfica tiene apuntadas varios filmes que no pudieron escapar a cierta maleficencia intrincada en los relatos truculentos, terroríficos y demoníacos que abordaron, independientemente del éxito alcanzado en taquillas por esas producciones.

Si bien la lista es extensa, existen algunos hitos que permiten profundizar en esta cuestión que ubica en la categoría de "malditas" a ese tipo de películas a partir de las derivaciones trágicas que tuvieron.

Entre los filmes que según los cronistas especializados en el séptimo arte incurren en esta categoría, "El Exorcista", "La Profecía", la saga Poltergeist y "El exorcismo de Emily Rose" reúnen sólidas condiciones para ocupar ese rubro.

Por caso, en la primera de las producciones mencionadas estrenada en 1973, en la que se narra la posesión demoníaca de una niña interpretada por Linda Blair, una impresionante cadena de desgracias acompañaron el desarrollo del film.

La película de William Friedkin conoció un incendio inexplicable en el estudio que hizo demorar en cinco semanas la filmación. A ese episodio se le sumaron otros hechos que llevaron a Friedkin a solicitar los servicios del sacerdote Thomas Bermingham, que oficiaba como asesor en el rodaje, para aventar supuestos malos espíritus.

Pero la maldición de "El Exorcista" tuvo consecuencias fatales en el caso de dos actores que murieron antes del estreno. Una fue Vasiliki Maliaros, la madre del padre Karras, y el otro el actor Jack Mc Gowrann, que hizo el papel de Burke Dennings. En su caso murió pocos días después de haber actuado su propia muerte en el film.

"La Profecía", dirigida por Richard Donner y estrenada en 1976, cuenta la encarnación del anticristo en la figura del niño Damien, interpretado por Harvey Stephens. Gregory Peck, el actor que en el film hacía del padre de Damien, sufrió la pérdida de su hijo Johnatan, que se suicidó antes del inicio de la filmación. Sin embargo, la derivación más tremenda es la del director de efectos especiales de La Profecía, John Richardson.

La novia de Richardson tuvo una muerte horrible, decapitada, en un accidente similar al que aparecía en la película con trucos cinematográficos producidos por su pareja. Además Richardson sufrió poco después un accidente automovilístico en un carretera. ¿Dónde? En el kilómetro 66,6.

Saga fatal Tampoco escapan al rótulo de películas malditas las tres entregas de"Poltergeist" estrenadas en 1982, 1986 y 1988. Sin ir más lejos, entre la primera y la última cuatro actores de reparto que tuvieron las producciones perdieron la vida. Pero los casos más terribles se centran en los actores que hicieron de hijos de la familia Freelings en la película. La protagonista principal, Heather O'Rourke, que protagonizaba a Carol Anne, murió poco después del estreno de Poltergeist III, a los 12 años tras padecer la enfermedad de Crohn. Quien hizo de su hermana Dana en el primer file, Dominique Dunne, fue asesinada en noviembre de 1982 y el tercero de los hijos en la ficción, Robbie, interpretado por Oliver Robbins, casi muere ahorcado a manos del payaso electrónico que accionaba el operador de efectos especiales del film.



www.diariopopular.com.ar/

El portal del infierno: la casa donde los “demonios” atacaron a la policía

La fotografía del supuesto 'demonio' difundida por la policía que ha encendido el debate. (Gary Police Department)


Un informe policial de 800 páginas, una grabación con psicofonías, una fotografía en la que se revela una sombra y un testimonio clave en la investigación, el del jefe de la policía local de Gary (Indiana) Charles Austin: “La casa de la familia Ammons, situada en Caroline Street, está abarrotada de demonios, cuando he acudido me han atacado en varias ocasiones”.
Desde que Latoya Ammons se mudó a esta vivienda con sus tres hijos, hace ahora dos años, no ha dejado de observar sucesos paranormales, como empujones y golpes repentinos surgidos de la nada, sombras misteriosas, huellas de gran tamaño que no pertenecían a ningún miembro de la familia o ruidos extraños, según relató en varias ocasiones a la policía. Una “auténtica pesadilla”, añade, que provocó que sus hijos acabasen internados en el hospital por ataques de histeria.
Antes de decidirse a abandonar la casa, a la que el mando policial se refiere como “el portal del infierno”, el sacerdote Michael Maginot practicó tres exorcismos a sus hijos tras intuir que habían sido poseídos por los demonios. Los trabajadores de los servicios sociales también se personaron varias veces en la vivienda debido al extraño comportamiento de los niños y sus repetidas ausencias al colegio.
¿Posesiones demoníacas o alucinaciones?
Policías, trabajadores sociales y vecinos han coincidido en declarar que no era normal lo que sucedía en la casa, según recoge el medio local Indy Star. Dos de estos trabajadores incluso llegaron a presenciar cómo “levitaba” uno de los hijos de Latoya. Un pediatra también aseguró haber visto en su consulta cómouno de los niños comenzó a temblar, puso los ojos en blanco y luego se desmayó.
El misterio que rodea a este caso con tintes sobrenaturales acaparó el foco de interés mediático en EEUU después de que el departamento de policía distribuyese los vídeos y fotos que acompañan al extenso informe policial. Entre las pocas personas cercanas a los hechos que se mantienen escépticos sobre la veracidad del relato se encuentra el médico de la madre, quien diagnosticó que sufría “alucinaciones y delirios transitorios”. Una conducta que tanto ella como sus hijos han logrado superar desde que se mudaron de la vivienda.
Posesiones, exorcismos, una casa maldita… La historia que ha inquietado a la mayoría de habitantes de la ciudad de Gary posee todas las claves para el guion de una película de terror. Para el sacerdote que practicó los exorcismos no hay duda de que los protagonistas del filme serían o bien demonios o bien brujas, debido a que la mayoría de objetos con simbología cristiana que había en la casa se rompían solos o eran arrojados al suelo, apuntó Maginot. El jefe de la policía local va más allá y se atreve a ofrecer una cifra para el número de demonios que habría en la casa: “al menos unos 200”.
Exorcista: “Una maldición satánica hizo que se abriese la puerta al infierno”
El sacerdote católico asegura que cuando presentó el caso al obispo obtuvo de forma inmediata su permiso para practicar el exorcismo. Para este, las posesiones demoníacas que sufrieron los menores se deben a que la madre fue víctima de una maldición satánica que alguien le echó, “posiblemente de un exnovio”. Esta maldición, continúa el párroco, unida al hecho de que “se habían practicado rituales satánicos con anterioridad en la casa, provocó que se abriese una puerta al infierno”.
El jefe de la policía local, que apoya las conclusiones del sacerdote, relató al diario Daily Mail que tras registrar la casa escuchó una voz gutural en la emisora del coche policial que decía: “vete de aquí”. Una interpelación a la que siguieron, dice, “una serie de palabras ilegibles”. Aunque lo más alarmante para el veterano policía de 62 años fueron los “ataques” que sufrió en una visita que realizó dos semanas después.
Desde que el padre Maginot practicó el tercer exorcismo, los propietarios de la vivienda aseguran que no han vuelto a repetirse los supuestos sucesos paranormales. “El ‘portal’ ha sido sellado definitivamente y la casa cuenta con la bendición católica, es segura”, sentencia. 


www.elconfidencial.com/

miércoles, 5 de febrero de 2014

El planeta que tiene una estación diferente cada día

Imagina vivir donde hubiera estaciones tan erráticas que no supieras cuándo utilizar ropa de verano o invernal. Este es el caso del planeta descubierto en fechas recientes por el telescopio espacial cazador de planetas “Kepler” de la NASA.
kepler413
En un comunicado prensa, se dio a conocer que el hallazgo fue bautizado con el nombre de “Kepler-413b” y se encuentra a 2 mil 300 años luz en la constelación de “Cygnus”. Éste gira alrededor de un par de estrellas enanas, naranja y roja, cada 66 días. Su órbita parece “tambalearse” debido a que se encuentra inclinada 2,5 grados respecto del plano orbital de los astros gemelos que lo iluminan. Visto desde la Tierra, la órbita de oscilación se mueve hacia arriba y hacia abajo de forma continua.
La inclinación del eje de rotación del planeta puede variar tanto como 30 grados en 11 años, lo que da lugar a cambios rápidos y erráticos en las estaciones.
El telescopio espacial “Kepler” encuentra planetas cuando éstos transitan o pasan frente a las estrellas.
“Es de suponer que hay planetas ahí fuera como éste (‘Kepler-413b’) que no estamos viendo, porque estamos en el periodo desfavorable”, dijo Peter McCullough, miembro del equipo del Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial y la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Estados Unidos.
Los astrónomos aun están tratando de explicar por qué este planeta está desalineado con sus estrellas. Podrían existir otros cuerpos planetarios que inclinan su órbita o quizás un tercer astro cercano, vinculado gravitacionalmente al sistema, el cual estaría ejerciendo su influencia.
Incluso con sus estaciones inestables, “Kepler-413b” es demasiado caliente para albergar vida.
Su cercanía con su fuente de calor hace imposible que el agua líquida se dé. Este puede ser considerado como un “Súper Neptuno”, un gigante gaseoso con una masa 65 veces la de nuestro planeta, por ello no presenta una superficie sobre la cual sostenerse.



www.mysteryplanet.com.

Hoy en Leyendas Urbanas: El Cuadro de Rose Mary


 


Aarón Jones conducía a su casa, donde su esposa, Audrey Simmons, lo esperaba. Se habían casado hacia dos años, aún no tenían hijos, aunque sí los deseaban. La casa parecía muy sola, faltaba el ruido de los niños pequeños corriendo por sus pasillos y los gritos de alegría mientras juegan.
Aarón pensaba en eso todos los días cuando recorría el trayecto a casa, pero esta vez sus pensamientos fueron interrumpidos por una preciosa imagen: había un cuadro abandonado en mitad de la carretera, un cuadro que parecía mostrar a una mujer de la época colonial tomando el té mientras leía un libro cubierta por una sombrilla del mismo color que su hermoso vestido rojo carmesí. Estaba cubierto de polvo y tenía un recuadro de metal en la parte inferior de su marco, una leyenda tal vez. Al pasar la manga de su camisa se pudo leer “Rose Mary”. Maravillado por la belleza del cuadro, Aarón lo subió a su vehículo pues era algo encantador que pensaba colocar en la habitación principal, justo en lo alto de la pared, donde se vería muy bien y todos los visitantes dirían que era espectacular y preguntarían sobre su origen, carcomidos en secreto por la envidia.
Con una sonrisa en su rostro Aarón continuó en el largo trayecto hacia su hogar, dulce hogar, donde seguramente su esposa Audrey lo esperaría con una sonrisa en la puerta, como una fiel guardiana.
—Cariño, al fin llegas, te estoy esperando, la cena está lista, está saliendo del horno. —le dijo Audrey abriendo la puerta para entrar a casa, pero Aarón la detuvo cuando dio media vuelta.
—Espera, tengo que mostrarte algo, quedarás impresionada al verlo. Es algo maravilloso, además debe valer una fortuna, amor.
Aarón lo sacó del auto, donde lo aprisionaba con una avaricia inmensa, Audrey sólo lo miró de reojo, no le llamaba la atención la pintura.
Después entraron a casa ya que fuera hacía un poco de frío. Mientras Aarón colgaba en la pared el cuadro, Audrey servía la cena, los dos se sentaron en la mesa, pero él no dejaba de observar el retrato, parecía enamorado de la pintura, parecía ausente, su mente estaba ocupada con la imagen.
—¿Podrías dejar de verlo? —dijo Audrey con celos y enojo: odiaba ese cuadro cada vez más, parecía que quería robarle el amor de su marido, tal vez por eso se había atravesado en su camino.-
Él simplemente contemplaba aquella imagen colonial, sin siquiera darse cuenta de lo que pasaba a su lado, perdido en la imaginación, en los cabellos de la chica y en aquellos ojos que parecían reflejarlo. Parecía tan real, pero solo era un cuadro, un cuadro que ni respirar podía.
—Es qué acaso no lo ves, es una hermosa obra de arte.
Al oír eso, Audrey se levantó lanzando la vajilla con un fuerte estruendo sobre la mesa de caoba, pero a su marido pareció interesarle poco que se retirara del comedor enfadada. No dejaba de contemplar aquel cuadro, solo faltaba que se moviera y le hablara.
“Es hermosa”, susurró para él solo, se retiró de la mesa y salió al patio, pero en su mente seguía aquella mujer invitándolo a entrar en aquel antiguo lugar de primavera.
Todo parecía quedar pequeño ante su nueva adquisición, “la casa es muy pequeña para esta maravillosa pintura”, pensaba Aarón sin importarle la opinión de su mujer ni el hecho de que viviera en un impresionante caserón.
“Ojalá la pintura viviera”, comentó para sí mismo mientras contemplaba el cielo estrellado y sentía el viento fresco que corría en ese día sin nubes donde se veía fácilmente la maravilla de la Naturaleza, estupenda sin duda alguna, pero carente de intensidad en comparación con la maravilla que tenía en casa (y no precisamente se refería a su esposa…).
Algo extraño le sucedía con esa mujer del retrato, algo que ni Dios mismo podía explicar, una obsesión que llevaba a otro nivel superior.
“Que el cuadro viva”, se dijo en voz baja tal vez para que los vecinos que ahora dormían no lo escucharan, o solo para que su mujer que lo observaba por la ventana no se enfadara.
Entró a su casa de nuevo cuando las luces se apagaban. No tenía importancia saber qué hora era, ni qué pensaría de él su mujer. Ya adentro, entre las sombras miró a aquella mujer tomando el té. Una mujer de belleza enigmática, con algo que no sabría muy bien definir pero que le atraía de manera increíble. No importaba si no era del gusto de su pareja, si Audrey no quería el cuadro con él, él mismo se iría solo con su nueva y preciosa mujer de pintura.
Subió la escalera paso a paso lentamente hasta llegar a lo que era su habitación. Allí su mujer dormía o eso parecía, pues quizá solo aparentaba dormir para no tener una pelea más. Ellos rara vez peleaban, pero Audrey era muy celosa. “Qué estúpidas que pueden volverse las mujeres cuando sienten celos. Tener celos de un cuadro, como si la chica del cuadro fuese a cobrar vida y seducirme, ¡vaya idiotez!”, se dijo interiormente Aarón mientras miraba a Audrey con cierto disgusto, aunque luego le vino a la mente la chica del cuadro y todo lo que quiso fue dormir para soñar con ella, para estar en sus brazos y bucear en el encanto de sus ojos…
……….
Abrió sus ojos, frente a él, en aquel ventanal de su habitación, el sol resplandecía. Rose Mary estaba sentada. Tomaba el té con la elegancia de toda una princesa, brillaba como una estrella, resplandecía como el sol y era elegante como la luna.
—Siéntate, cariño, ven aquí a mi lado.
Lo invitaba a sentarse. Él, con una sonrisa de enamorado atontado, tomando su mano enguantada empezó a besarle. Ella lo observaba con tanta maravilla y cariño.
De pronto observó por la ventana: las nubes tapaban el sol y un torbellino empezó a girar en su dirección, se hacía más y más grande, como un gigantesco tornado. Chocó en su ventana mientras los cristales se rompían, y él despertó, despertó de aquel sueño que no quería abandonar.
Fue como si el ruido de los vidrios que estallaban lo hubiera devuelto a la realidad, o al menos eso parecía.
Bajó las escaleras con cansancio y sin cuidado, no le importaba tropezar, aún llevaba la misma ropa de ayer.
Llegó hasta la habitación principal, la puerta se encontraba abierta. El cuadro que daba vista hacia la cocina no estaba, de seguro fue esa fastidiosa niña a la cual tenía como esposa, una chica molesta y explosiva.
Algo sin embargo había pasado: ahí seguía esa mujer clavada en la pared, pero había algo extraño en ella, había crecido, se había expandido, la torre Eiffel de Paris se observaba, y un paisaje crecía a su lado. Se veía la casa de ella y un castillo, personas bailando, hombres retratando a las más bellas damas y una orquesta clásica
Definitivamente el cuadro había sido alterado, pero era imposible que lo hubiese hecho Audrey pues ella nunca había tocado brocha alguna y los cambios eran formidables.  O quién sabe, quizá contrató a un gran pintor, mas… ¿dónde rayos estaba Audrey? Tal vez estaba de compras en el supermercado y había olvidado cerrar su puerta.
Aarón giró su cuello: el cuadro crecía más y más, como si fueran raíces creciendo sobre su pared. Una planta maravillosa, que se extendía en las ventanas, las tapizaba como si fueran ladrillos de un mágico castillo. Y el cuadro crecía más y más, con los duques de Francia, señoritas y ancianos elegantes, flores rojas que parecían abrirse de pétalo en pétalo, mariposas y aves que revoloteaban en el cielo, ventanales gigantes donde la luz se filtraba, niños jugueteando ante sus ojos maravillados. Todo era tan extraño, tan mágico y confuso en aquel proceso que se desplegó hasta que el lugar en que él se hallaba fue sellado y, así como salida de la nada, Rose estaba frente a él, mirándolo con dulzura (y algo de pasión) porque había sido el hombre que la recogió en aquella oscura y fría noche, el hombre que la colocó en un cálido hogar.
—¿Quieres estar conmigo? —preguntó entusiasmada aquella mujer y él asintió con una seña afirmativa, besó sus labios, mientras ella resbalaba por su cuello, con un tremenda pasión, mostrando su escote.
—Espera, aquí no se puede, antes tienes que hacerme un favor, sobre todo si quieres estar conmigo —dijo aquella mujer mientras él afirmaba sus acciones sin dejar de tocarla.
—Mata a tu esposa.
Al oír eso él se detuvo un momento, la miró a sus claros ojos, a sus pupilas que parecían dilatarse un poco. Estando en sí, se habría negado rotundamente, se habría indignado, a pesar de lo tonta que a veces le parecía Audrey. Pero el punto es que estaba fuera de sí mismo. Estaba atrapado, encantado por esa mirada que le ofrecía cosas por las que renunciaría al mismo cielo así que…¿Por qué no condenarse al infierno y matar a Audrey?
—Sí, por ti asesinaría hasta al archiduque de Francia. —dijo Aarón arrebatado y continuó besando los brazos de ella sin que ésta se opusiese a su cariño.
……….
Un portazo lo despertó (ahora sí realmente despertó), su esposa había llegado, el cuadro no se encontraba en la pared, ella sostenía una bolsa, tal vez era el almuerzo de esa mañana.
—¿Dónde está? —preguntó dirigiéndose hacia Audrey.
—¿Dónde está? —decía más enfurecido.
—¿Dónde está?… No sé dónde está y no me interesa, tal vez se fue caminando. —dijo ella con ironía y luego caminó hacia donde estaba la cocina, dejó la bolsa sobre la mesa, y de espaldas empezó a hablar.
—Te dejé un poco del almuerzo en el refrigerador, lo calientas en el microondas.
Tras decir eso, giró y se encontró cara a cara con su marido. Un golpe en la cabeza la hizo caer. Aarón había tomado de un estante cercano el retrato (grande y con marco de acero) de su boda y, con ese símbolo de unión, le había propinado un golpe bárbaro…
Audrey abrió un poco los ojos pero la sangre le nublaba la vista. No podía reaccionar, no podía creer lo que estaba pasando. Todo lo que sentía era miedo, decepción y un breve e intenso relámpago de dolor y compasión por la monstruosa transformación que había experimentado su marido.
—¿Aarón? Dime qué te hizo la mujer del cuadro, dime qué te hice yo —dijo Audrey con los ojos nublados ya no solo por la sangre sino por las últimas lágrimas que lloró antes de que Aarón despertase de la duda que por un momento detuvo sus manos asesinas…
Fue un golpe tras otro. Nada lo detenía, ni los gritos de ella ni el ver como su carita se iba transformando en un penoso amasijo de carne y hueso. Solo se detuvo al reventarle el cráneo
La escena era horrenda pero pronto estaría fuera de ese lugar. Qué más daban esas manchas de sangre. Arrastró su cuerpo hasta el baño manchando el suelo de escarlata. Abrió el grifo del agua y esta empezó a salir llenando rápidamente la bañera, allí puso el cadáver de Audrey con la mitad del cráneo aplastado.
—Te lo dije, perra, ¿dónde está mi cuadro?
Miró al cadáver y lo colocó sobre el agua que se estancaba en aquella bañera, el rostro de su mujer se hundía en la clara agua provocando que fuera difícil de ver. El agua carmesí y el negro de sus cabellos era una combinación extraña que mareaba, pero él salió de aquel cuarto sin importarle que el agua continuara saliendo hasta desbordarse.
El sótano era el lugar más seguro en que Audrey podría haber ocultado su cuadro. Y ahí estaba oculto detrás de algunos oxidados metales. Se encontraba partido a la mitad y Rose Mary parecía haber desaparecido de la pintura.
De pronto un susurro resopló en su nuca: era ella, su querida Rose Mary, la dueña de su alma, aquella que le robó sus acciones, su cerebro, su corazón…
Giró su cuello. Corrió tras ella escaleras arriba como un niño dispuesto a abrir sus regalos en la mañana de navidad. Un lazo que antes había adornado su preciosa cabellera color fuego se encontraba en la entrada de la cocina marcándole donde había entrado su amor: ahí estaba esa hermosa pelirroja, tomando el té.
Cuando el reloj marcaba las doce, su sueño se cumplió.
—Vamos, amor, lo has logrado, has llegado a mi corazón cumpliendo mi suplica, eres un honorable caballero.
Sirvió té en una pequeña taza, Aarón se sentó sobre el sofá y empezó a besarla.
—Vamos, toma tu té, y estaremos juntos por siempre, vamos, bébelo.
De un solo trago el té pasó por su garganta, la taza rodó por la alfombra y él cayó en brazos de su Rose. Entonces sus ojos empezaron a nublarse y a fallar. En unos pocos minutos, la vida de Aarón se apagó.
……………
Gerald Taylor, el vecino de los Jones, se extrañó porque hacía semanas que no había visto a Aarón y Audrey salir de su hogar. Por eso un día fue a tocar su puerta, pero nadie respondía y un olor nauseabundo invadía el ambiente, como si un perro estuviera pudriéndose.
Dentro se escuchaba el goteo constante del agua, incluso el suelo del jardín se encontraba húmedo, la hierba había crecido hasta casi llegar a sus rodillas, la cerradura de la puerta no tenía candado alguno y el cadáver de Aarón se podía ver a pocos metros de la entrada de la casa, inerte en el suelo de la cocina. Consternado, Gerald salió corriendo al primer teléfono que encontró y la Policía llegó en instantes.
El forense y los peritos tenían una teoría, pero el agua había dañado muchas pruebas. En opinión de los forenses, al parecer habían golpeado brutalmente a Audrey Simmons hasta reventarle la mitad del cráneo, tras lo cual la arrastraron hasta la bañera.
El presunto culpable era Aarón Jones, el cual se había suicidado ingiriendo un té con cianuro. Misteriosamente, de entre todos los posibles elementos vinculables al siniestro una cosa no quedó dañada por la humedad: se trataba de una pintura que alguien había depositado sobre una de las sillas de la cocina, como si estuviera compartiendo su último sorbo con ella. Como por arte de magia el cuadro se había reparado solo y en él se veía a una enigmática y hermosa mujer que tomaba el té y llevaba un vestido escotado casi tan rojo como sus largos y ondulados cabellos; debajo de ella se podía leer la siguiente leyenda: ‹‹Rose Mary››.
—Que hermosa mujer, tiene una mirada especial —dijo uno de los agentes pensando para sus adentros en quedarse con el cuadro después de acabadas las investigaciones.
—Cuidado vaya a ser que esté embrujada. ¿No ves que ella fue la causante de todo esto? —le dijo otro oficial en tono burlón, a lo que el primero respondió con una carcajada y entonces, dándole la espalda al cuadro, ambos rieron mientras, en algún punto del futuro, los ojos verde-esmeralda de Rose Mary se volvían más negros que la noche y otro baño de sangre empañaba la felicidad de un nuevo matrimonio…

Los enigmas y misterios del Mediterráneo


Fecha:
Del 27 febrero al 15 de junio 2014
Comisario:
Pedro Azara


CaixaForum Barcelona prepara 'Mediterráneo. Del mito a la razón', una exposición que recoge los enigmas y misterios del Mare Nostrum a través de 60 obras arqueológicas grecolatinas –cerámicas, relieves, joyas, bronces, terracotas, mármoles, frescos y mosaicos– realizadas principalmente entre los siglos VI aC y el IV dC. Algunas de ellas son muy conocidas, como el mosaico de la Academia de Platón, del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, varios frescos pompeyanos o una selección de cerámicas griegas.
El visitante se encontrará con un inicio del recorrido marcado por una visión mítica del Mediterráneo. Para ello se han utilizado los mitos del rapto de Europa, los trabajos de Hércules y los viajes de Ulises y de Jasón y los Argonautas, que exploraron las tierras que rodeaban este mar. La muestra concluye con los mitos fundacionales mediterráneos de finales de la antigüedad, convertidos en un viaje interior metafórico.
Mediterráneo. Del mito a la razón profundiza en tres innovaciones culturales ocurridas en el Mediterráneo que se han extendido a lo largo del tiempo. La primera, propia de los filósofos presocráticos, es la concepción del cosmos alejada de explicaciones trascendentes. En segundo lugar, una nueva forma de entender el espacio humano, centrado en la aparición del espacio público del ágora, en el que la ciudad expone sus valores cívicos, sobre todo en Atenas en el s V aC. Y, finalmente, la concepción del ser humano, que concede la primacía al alma, la psique, en detrimento del cuerpo, propia del pensamiento platónico y neoplatónico, que difiere de la concepción más antigua del ser humano, al que se le otorgaban pocas cualidades en comparación con dioses y héroes.
  • Esta muestra viajará en julio a CaixaForum Madrid, donde permanecerá hasta enero de 2015.

Actividades complementarias

La exposición se acompaña de un seminario el 28 de febrero a cargo de Pedro Azara, actividades infantiles, un catálogo de la Editorial Tenov con textos de Pedro de Azara, Gregorio Luri, Josep Montserrat y Carlos García, entre otros, y dos ciclos de conferencias.
El primero de ellos, Mediterráneo. De los enigmas del mundo al misterio del alma, tendrá lugar del 6 de marzo al 10 de abril de 2014 y constará de seis conferencias que introducen la historia del Mediterráneo antiguo, vida, costumbres y aportaciones, así como distintos aspectos de la cultura grecolatina. Contará con nombres destacados como Phoebe Giannisi, profesora titular de Proyectos y Poética en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Tesalia; David Abulafia, catedrático de Historia Mediterránea de la Universidad de Cambridge; o el filósofo Gregorio Luri.
Por otro lado se ha organizado también Mediterráneo: mitos y viajes, un ciclo de tres conferencias que tendrán lugar del 10 al 31 de marzo y cuyos títulos son: Mito y cosmos. El escenario del viajeMito y ciudad I: Atenas; y Mito y ciudad II: la ciudad colonial.